Era Obligación
Vélez y su karma con la Copa Argentina. Por fin podemos decir que cumplió con su deber. Plasmar en la cancha las dos categorías de diferencia ante un rival como Camioneros, entusiasma pero inferior en todos los parámetros analizables.
Pero, luego de Estudiantes de Buenos Aires, Juventud Unida de Gualeguaychú o Real Pilar, nunca hay que dar nada por sentado. Dominio de principio a fin, control de balón, unos primeros minutos mostrando la jerarquía y arrollando al rival. Dos goles, el primero un golazo de pelota parada del cada vez mas importante Galdámez. El segundo una obra maestra de juego colectivo. Así y todo, hay muchas cosas para corregir.
Justamente porque con dos pelotazos largos los sindicalistas nos complicaron la vida y hasta con un penal se pusieron a tiro del empate. Si hubiese ocurrido con otro rival, quizás, la suerte no sería la misma. Luego del tercer gol, el segundo tiempo estuvo de más, solo para observar a Versaci o Lobato, los mas jovencitos, para ver a Ortega unos minutos y rogar que se destrabe su renovación, para observar alguna pincelada más de Ricky Álvarez o la visión de Mancuello.
No había más que esperar el final y tener la pelota. Si perdíamos era una catástrofe. La victoria era imperiosa y obligatoria. Se abrió enseguida y no se sufrió. El trámite que debió ser y clinc caja, con el cheque de la foto final.
Se vendrán Talleres de Córdoba o Rafaela, rivales de otro fuste en la próxima llave. Mientras tanto, en una semana de escandalos extrafutbolísticos, la victoria viene bien para relajar y llegar a Junín motivados para el torneo local.