Que el árbol no tape el bosque
Campeonatos raros sí los hay. De esos en los cuales no sabés a qué juega tu equipo y que te encuentran con victorias con tintes de hazaña y derrotas que te envían al mismísimo infierno a jugar con el diablo, que justamente parece que está jugando con vos. Por esos lados aparece este Vélez: un equipo que no sabe de grises (gana o pierde) pero que tiene una producción futbolística realmente negra.
En la fría noche de Liniers, el equipo nunca logró darle calor al cuerpo del hincha que se acercó -otra vez en gran cantidad- a alentar a la V azulada. El mediocampo formado por Desábato y Somoza mostró un poco más de solidez con Blas Cáceres tirado más a la izquierda pero siguió dejando muchos espacios con la defensa: los pelotazos y segundas jugadas siempre son del rival, con el campo abierto y marcando uno contra uno. Arriba, Servetto demostró que Bassedas no sabe cómo suplir la ausencia de Pavone.
La creación de juego no es amiga y al equipo le cuesta todo el doble. Pero en estos partidos -y los que le quedan a Vélez de acá a junio del 2017- en donde tenés que conseguir la victoria como sea, no parece que El Fortín esté bien parado. Para pelear la permanencia, el equipo tiene que demostrar carácter, enjundia y guapeza, sobre todo en condición de local, para pasar por encima al rival cuando no se encuentra el fútbol. Y eso, el equipo de Bassedas no lo tiene. Cuando los minutos te comen las piernas y la cabeza, y estás en estas circunstancias donde necesitás sumar todos los partidos, tenés que tener un plan B. Sobre todo si lo que intentás todo el partido no te resulta en ningún encuentro. Si no aparece el fútbol, mostrar prepotencia futbolística.
El gol de Giannetti y el triunfo fue un descargo para el hincha que es el que más sufre este momento.
Mirá si será anhelado este triunfo, que te abrazaste y se te resquebrajó un poquito la voz. Los ojos amagaron con dejar escapar unas lágrimas y hasta aplaudiste al equipo de la misma manera que aplaudías en las cercanas épocas de campeonatos magníficos. Festejemos, porque realmente se ganaron tres puntos clave, pero que el árbol no tape el bosque y sepamos que si seguimos de esta manera, el futuro será oscuro.